sábado, 4 de mayo de 2013

MAPA MENTAL DE ROL DEL DOCENTE DE PREESCOLAR

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PERFIL DEL DOCENTE DE PREESCOLAR

El rol del docente infantil


Hasta hace algunos años las instituciones educativas, al momento de seleccionar a los maestros responsables de la formación de los preescolares, prestaban mayor importancia a las capacidades que estas personas tuvieran para relacionarse con los niños que al dominio de conocimientos específicos sobre educación infantil.

En la actualidad, los programas universitarios para formación de pedagogos infantiles tienen una duración de cinco años y deben estar acreditados para poder ofrecer sus servicios a la comunidad; su enfoque formativo es crear profesionales críticos respecto a su práctica académica y capaces de asumir responsabilidades en el campo de la investigación científica, la planeación, la organización y la administración de las instituciones preescolares, para que puedan proponer los cambios curriculares que exige una realidad en permanente cambio.

Como trabaja con niños que se encuentran en la etapa más temprana de la vida, en la cual la influencia que se ejerce sobre ellos tiene un particular impacto en las subsiguientes fases de aprendizaje, la formación del educador infantil es un asunto complejo y difícil de dilucidar.

El carácter técnico que durante tanto años tuvo la formación del educador infantil produjo un deterioro en la cualificación social de este profesional. Inclusive, muchas instituciones aún contratan a personas no graduadas en educación infantil o pedagogía y les dan una responsabilidad para lo cual no están preparadas.

Esta es una problemática que afrontan las instituciones formadoras de formadores, y por ello es importante configurar espacios para la reflexión permanente sobre las implicaciones que tiene para el futuro maestro de preescolar esta realidad social.

Ante esta situación, surgen múltiples interrogantes: ¿Cómo se percibe a sí mismo el educador preescolar? Como una persona que le gustan los niños, pero ¿es esto suficiente? ¿Cómo lo perciben los demás? Como una persona que cuida a los pequeños y que estudia para ser docente porque es una carrera fácil y no puede con otras disciplinas. ¿Son reales estas apreciaciones? ¿Cómo deben ser los educadores preescolares? Personas íntegras que trabajan con profesionalismo por y para la educación infantil, con una actitud de permanente crecimiento. ¿Así son? ¿Cuál es el reto? Sin lugar a dudas: dignificar y cualificar socialmente este rol.
En la actualidad, los programas universitarios para formación de pedagogos infantiles tienen una duración de cinco años y deben estar acreditados para poder ofrecer sus servicios a la comunidad; su enfoque formativo es crear profesionales críticos respecto a su práctica académica y capaces de asumir responsabilidades en el campo de la investigación científica, la planeación, la organización y la administración de las instituciones preescolares, para que puedan proponer los cambios curriculares que exige una realidad en permanente cambio.

Como trabaja con niños que se encuentran en la etapa más temprana de la vida, en la cual la influencia que se ejerce sobre ellos tiene un particular impacto en las subsiguientes fases de aprendizaje, la formación del educador infantil es un asunto complejo y difícil de dilucidar.

El carácter técnico que durante tanto años tuvo la formación del educador infantil produjo un deterioro en la cualificación social de este profesional. Inclusive, muchas instituciones aún contratan a personas no graduadas en educación infantil o pedagogía y les dan una responsabilidad para lo cual no están preparadas.

Esta es una problemática que afrontan las instituciones formadoras de formadores, y por ello es importante configurar espacios para la reflexión permanente sobre las implicaciones que tiene para el futuro maestro de preescolar esta realidad social.

Ante esta situación, surgen múltiples interrogantes: ¿Cómo se percibe a sí mismo el educador preescolar? Como una persona que le gustan los niños, pero ¿es esto suficiente? ¿Cómo lo perciben los demás? Como una persona que cuida a los pequeños y que estudia para ser docente porque es una carrera fácil y no puede con otras disciplinas. ¿Son reales estas apreciaciones? ¿Cómo deben ser los educadores preescolares? Personas íntegras que trabajan con profesionalismo por y para la educación infantil, con una actitud de permanente crecimiento. ¿Así son? ¿Cuál es el reto? Sin lugar a dudas: dignificar y cualificar socialmente este rol.

Más que buenas intenciones
Las respuestas a los anteriores interrogantes indican que no bastan las buenas intenciones. El docente infantil debe estar bien preparado para asumir la tarea de educar a las nuevas generaciones, y ello implica no sólo la responsabilidad de transmitir conocimientos básicos para el preescolar, sino también el compromiso de afianzar en los niños valores y actitudes necesarios para que puedan vivir y desarrollar sus potencialidades plenamente, mejorar su calidad de vida, tomar decisiones fundamentales y continuar aprendiendo.

Por ello, el docente especializado en la infancia debe trabajar por cambiar muchos factores que afectan su labor formadora, entre ellas su currículo oculto, es decir, las vivencias de su niñez, la forma como aprendió, tanto en su vida escolar como en el hogar, y las presiones que ejercen sobre él los padres de familia, la comunidad en general y las instituciones, en especial en lo referente a las exigencias de las innovaciones curriculares.

El docente debe revaluar los viejos modelos de escuela que lo señalaban como la autoridad en el aula y el único poseedor del conocimiento. Así mismo, debe reconocer que asistir a talleres de actualización no es suficiente; es preciso que reflexione de manera permanente acerca de los procesos que tienen lugar en el aula y asuma un compromiso de cambio continuo, ya que su formación es un proceso que nunca acaba.

El maestro debe interactuar con las instituciones y los padres de familia en lo que se refiere a las metas de desarrollo integral del niño. En la actualidad se maneja un concepto de jardín académico que es valorado más por consideraciones sociales y económicas que por una buena pedagogía.

En muchas instituciones, con el apoyo de los padres, o inducidos por éstos, se da mayor importancia a la instrucción formal que a espacios para el desarrollo de la creatividad y el juego; los niños son sometidos a presiones excesivas, porque se cree que leer a los 3 años o intentar aprender una segunda lengua antes de que hable correctamente la lengua materna es un logro. Se cree que así se aprende, es decir, atiborrando al estudiante de conocimientos, sin considerar los criterios de socialización y desarrollo integral y, sobre todo, sin tener en cuenta la vivencia cotidiana del educador con los niños.

Con el propósito de cambiar esta visión se deben diseñar programas educativos saludables, en los cuales se respete la individualidad del niño y su etapa infantil y se convierta su paso por el preescolar en una experiencia agradable y placentera. Ser docente de preescolar es tener la oportunidad de enfrentarse cada día a una caja de sorpresas: una sonrisa, el llanto, un logro, un interrogante difícil de responder, situaciones que hacen del ejercicio académico una labor gratificante y un reto permanente.



Primeros pasos
En Colombia, hasta la primera década del siglo XX se creía que la atención de los niños pequeños no exigía una preparación específica, y los pocos jardines que existían reclutaban a jóvenes maestras normalistas. En 1917, con la Ley 25, se creó el Instituto Pedagógico Nacional para Institutoras de Bogotá y se reglamentó una sección especial para formar maestras de preescolar.

Sin embargo, sólo 26 años después, con la llegada de la pedagoga alemana Franziska Radker, empezó a funcionar el instituto y se fundó la Escuela Montessori de Bogotá, que fue la primera organización dedicada exclusivamente a la f.ormación de educadores infantiles. En esa época los planes de estudios era netamente técnicos y el enfoque de formación estaba dirigido a la ejecución de tareas.

En la década de los ochenta se dio inicio a los programas de formación profesional, con un enfoque que se sustenta en la pedagogía y en el desarrollo infantil. Pero la verdadera revolución educativa comenzó en la década de los noventa, cuando el Ministerio de Educación Nacional, mediante el decreto 088 de 1976, incorporó la educación preescolar al sistema educativo formal colombiano y, finalmente, la Ley 115 de 1994 estableció como obligatorio el grado de Transición y definió sus objetivos específicos.

Más que buenas intenciones

Las respuestas a los anteriores interrogantes indican que no bastan las buenas intenciones. El docente infantil debe estar bien preparado para asumir la tarea de educar a las nuevas generaciones, y ello implica no sólo la responsabilidad de transmitir conocimientos básicos para el preescolar, sino también el compromiso de afianzar en los niños valores y actitudes necesarios para que puedan vivir y desarrollar sus potencialidades plenamente, mejorar su calidad de vida, tomar decisiones fundamentales y continuar aprendiendo.

Por ello, el docente especializado en la infancia debe trabajar por cambiar muchos factores que afectan su labor formadora, entre ellas su currículo oculto, es decir, las vivencias de su niñez, la forma como aprendió, tanto en su vida escolar como en el hogar, y las presiones que ejercen sobre él los padres de familia, la comunidad en general y las instituciones, en especial en lo referente a las exigencias de las innovaciones curriculares.

El docente debe revaluar los viejos modelos de escuela que lo señalaban como la autoridad en el aula y el único poseedor del conocimiento. Así mismo, debe reconocer que asistir a talleres de actualización no es suficiente; es preciso que reflexione de manera permanente acerca de los procesos que tienen lugar en el aula y asuma un compromiso de cambio continuo, ya que su formación es un proceso que nunca acaba.

El maestro debe interactuar con las instituciones y los padres de familia en lo que se refiere a las metas de desarrollo integral del niño. En la actualidad se maneja un concepto de jardín académico que es valorado más por consideraciones sociales y económicas que por una buena pedagogía.

En muchas instituciones, con el apoyo de los padres, o inducidos por éstos, se da mayor importancia a la instrucción formal que a espacios para el desarrollo de la creatividad y el juego; los niños son sometidos a presiones excesivas, porque se cree que leer a los 3 años o intentar aprender una segunda lengua antes de que hable correctamente la lengua materna es un logro. Se cree que así se aprende, es decir, atiborrando al estudiante de conocimientos, sin considerar los criterios de socialización y desarrollo integral y, sobre todo, sin tener en cuenta la vivencia cotidiana del educador con los niños.

Con el propósito de cambiar esta visión se deben diseñar programas educativos saludables, en los cuales se respete la individualidad del niño y su etapa infantil y se convierta su paso por el preescolar en una experiencia agradable y placentera. Ser docente de preescolar es tener la oportunidad de enfrentarse cada día a una caja de sorpresas: una sonrisa, el llanto, un logro, un interrogante difícil de responder, situaciones que hacen del ejercicio académico una labor gratificante y un reto permanente.



Primeros pasos

En Colombia, hasta la primera década del siglo XX se creía que la atención de los niños pequeños no exigía una preparación específica, y los pocos jardines que existían reclutaban a jóvenes maestras normalistas. En 1917, con la Ley 25, se creó el Instituto Pedagógico Nacional para Institutoras de Bogotá y se reglamentó una sección especial para formar maestras de preescolar.

Sin embargo, sólo 26 años después, con la llegada de la pedagoga alemana Franziska Radker, empezó a funcionar el instituto y se fundó la Escuela Montessori de Bogotá, que fue la primera organización dedicada exclusivamente a la f.ormación de educadores infantiles. En esa época los planes de estudios era netamente técnicos y el enfoque de formación estaba dirigido a la ejecución de tareas.

En la década de los ochenta se dio inicio a los programas de formación profesional, con un enfoque que se sustenta en la pedagogía y en el desarrollo infantil. Pero la verdadera revolución educativa comenzó en la década de los noventa, cuando el Ministerio de Educación Nacional, mediante el decreto 088 de 1976, incorporó la educación preescolar al sistema educativo formal colombiano y, finalmente, la Ley 115 de 1994 estableció como obligatorio el grado de Transición y definió sus objetivos específicos.

ACTIVIDADES PARA EL PREESCOLAR

pa ver el video sigue haz click "actividades para el preescolar"

COMO ORIENTAR LAS ACTIVIDADES EN EL PREESCOLAR?

En la educación preescolar es un momento donde se da lugar al desarrollo de las capacidades de cada uno, como capacidades lingüísticos y cognitivos, esto a su vez les proporciona a los niños un vocabulario más extenso, una amplia gama de significados y experiencias propias.
La educadora cuenta con un papel sumamente importante al momento en que el niño comienza su desarrollo lingüísticos a partir de las situaciones que contribuyan al lenguaje oral, por tanto para lograr un excelente intercambio lingüístico es importante tener en mente ciertas recomendaciones de tal manera que favorezcan los procesos de aprendizajes y de enseñanza en este ámbito de desarrollo. Por ejemplo, se le debe dar la oportunidad a los niños que se expresen, ya sea ideas o sentimientos, inclusive se le puede dar la oportunidad de que cuenten algún evento que les haya ocurrido, pidiéndole que respeten los turnos de cada uno de ellos. Una de las actividades en la que se ven resultados contundentes es cuando se dan la interacción entre iguales y adultos, ya que los mismos adultos funcionan como una retroalimentación para el niño y así evolucionar su lenguaje, sin embargo cuando ellos interactúan con un igual van ampliando sus conocimientos y adquieren y corrigen su forma de expresar y comunicarse. Tomando en cuenta lo anterior la importancia de una educadora es que de alguna manera les hable de cosas que pueden suceder y otras que no, y así de alguna manera los niños comiencen a reflexionar y también amplíe su conocimiento.
Las educadoras deben aplica la dichosa teoría del andamiaje desarrollada por David Wood y Jerome Brunner, la cual no es más que “la interacción de tipo de enseñanza-aprendizaje, la acción de quien enseña está inversamente relacionada al nivel de competencia de quien se aprende”, esto quiere decir que, cuanto mayor dificultad presente en quien aprende, más acciones necesitará de quien enseña; El andamiaje también puede ser de tipo colectivo.

EDUCACIÓN INICIAL


¡EDUCACIÓN INICIAL!
 

La educación inicial: una ventana de oportunidades para la infancia

Tradicionalmente se ha concebido la educación para los niños y niñas pequeños como educación preescolar, la cual se relaciona con la preparación para la vida escolar y el ingreso a la educación básica. Hoy en día, existe consenso –en el mundo y en Colombia- en que la educación para los más pequeños va más allá de la preparación para la escolaridad y debe proporcionar a niños y niñas experiencias significativas para su desarrollo presente. La educación inicial debe brindar a los niños ambientes de interacción social seguros, sanos y de calidad, en donde todo niño o niña pueda encontrar las mejores posibilidades para el desarrollo de su potencial y en los cuales se reconozca el juego y la formación de la confianza básica como ejes fundamentales del desarrollo infantil (1). El desarrollo infantil temprano es un proceso continuo, no secuencial, que conjuga diversas dimensiones como la salud, la nutrición, las interacciones sociales oportunas, pertinentes y de calidad (educación inicial) que permiten a las niñas y niños potenciar sus capacidades y desarrollar competencias para la vida. Es por lo tanto el desarrollo integral durante la primera infancia y está ligado a los Objetivos de Desarrollo del Milenio 1 y 2, ya que para avanzar en la erradicación de la pobreza extrema y la promoción de la educación primaria es necesario promover el bienestar y el desarrollo de los niños durante su primera infancia.
¿Qué es la educación inicial?
De acuerdo con la Política Pública Nacional de Primera Infancia (CONPES 109, Colombia por la Primera Infancia, Diciembre 2007), “la educación inicial busca proporcionar a niños y niñas experiencias significativas en su desarrollo presente y no solamente para su futuro inmediato. Así, lo propio de la educación inicial es el “cuidado y acompañamiento” del crecimiento y desarrollo de los niños y niñas mediante la creación de ambientes de socialización seguros y sanos… Así, se asume la educación inicial como un proceso continuo y permanente de interacciones y relaciones sociales de calidad, oportunas y pertinentes que posibilitan a los niños y las niñas potenciar sus capacidades y adquirir competencias para la vida, en función de un desarrollo pleno que propicie su constitución como sujetos de derechos. Esto implica realizar un cuidado y acompañamiento afectuoso e inteligente del crecimiento y desarrollo de los niños y las niñas, en ambientes de socialización sanos y seguros para que logren aprendizajes de calidad”.
 ¿Por qué es importante la educación inicial?
 En los primeros años de vida, las experiencias y las interacciones con madres, padres, miembros de la familia y otros adultos influyen sobre la manera en que se desarrolla el cerebro del niño (2), y tienen consecuencias tan importantes como las de una nutrición adecuada, la buena salud y el agua potable. Y la manera en que el niño se desarrolla durante este período prepara el terreno para su desempeño escolar y la calidad de sus interacciones sociales futuras. Los cuidados cálidos y oportunos que responden a las necesidades de niñas y niños los preparan para afrontar de mejor manera el estrés en etapas posteriores de su vida. Pero la maleabilidad del cerebro durante esos años iniciales también significa que cuando los niños no reciben el cuidado que necesitan o cuando padecen inanición, malos tratos o descuido, puede peligrar el desarrollo de su cerebro. A menudo los padres, madres y cuidadores no poseen las capacidades ni los medios suficientes para prodigar cuidados oportunos y de calidad, por lo cual es obligación del Estado y la sociedad, facilitarles el apoyo necesario para lograrlo (capacitación, subsidios condicionados, centros de apoyo, jardines sociales, parques infantiles, etc).
Como se menciona en otros documentos de Unicef, los derechos de los niños son razones suficientes que justifican las inversiones en la primera infancia. La neurociencia proporciona otra justificación que es difícil refutar, ya que demuestran la influencia de los primeros tres años en el resto de la vida del niño. Además, también hay argumentos económicos relacionados con el aumento de la productividad a lo largo de toda la vida un mejor nivel de vida cuando el niño llega a la edad adulta y ahorros por parte de las familias y del Estado ya que se previenen futuras deficiencias en educación y problemas de salud e incapacidad. Además, hay razones sociales: al intervenir al principio de la vida se contribuye a reducir las disparidades sociales y económicas y las desigualdades de género que dividen a la sociedad y se contribuye a la inclusión de quienes tradicionalmente quedan excluidos. Asimismo, hay razones políticas, puesto que el lugar que ocupe un país en la economía mundial depende de la competencia de su pueblo y dicha competencia se establece muy temprano en la vida, antes de que el niño cumpla tres años.
En la actualidad  la educación preescolar es objeto de preocupación, en el mundo entero, no solo por parte de políticos y administradores  sino también por parte de  los psicólogos, pedagogos y educadores en general.  Es innegable el crecimiento  de las instituciones infantiles tanto en el orden cualitativo como cuantitativo y tiende a generalizarse aún más  porque responde a una exigencia apremiante y común: proporcionarle a todos los niños igualdad de oportunidades en la educación, desde los primeros años de la vida.

Este nuevo siglo exige una concepción educativa diferente frente a esta etapa específica de la vida,  donde las Instituciones de Educación Preescolar no pueden limitarse a cumplir funciones meramente asistenciales (de cuidado y protección). La Ley General de Educación establece, para nuestro país, el carácter educativo en esta fase de desarrollo, incluyendo el preescolar en el Sistema Educativo Colombiano. En consecuencia estos centros deben convertirse en Instituciones de
estimulación adecuada, de socialización y de aprendizajes tempranos óptimos que garanticen el desarrollo integral del niño.



¿QUESE DEBE TENER EN CUENA EN LA EDUCACIÓN INICIAL?

Alimentos:
Los niños necesitan una buena dieta. Después de que su niño nace, él* requiere alimentos nutritivos para mantenerse sano. Los niños de edad escolar se pueden concentrar mejor en clase si comen alimentos balanceados que incluyen panes y cereales; frutas y vegetales; carne, aves, pescado y sustitutos de la carne (tales como los huevos, frijoles, y chícharos); así como leche, queso y yogur. Asegúrese que su niño no coma demasiadas grasas y alimentos dulces. Los niños entre las edades de 2 a 5 años generalmente pueden comer los mismos alimentos que los adultos, pero en porciones más pequeñas. Su pediatra o asesor médico le puede dar buenos consejos sobre qué alimentos darle a su bebé o niño menor de 2 años.

Si usted necesita obtener alimentos para su niño, existen programas federales, estatales y locales que le pueden ayudar. Por ejemplo, el programa de nutrición federal, llamado el Special Supplemental Food Program for Women Infants and Children (el Programa Especial de Alimentos Suplementales para Mujeres y Niños, conocido como WIC por su sigla en inglés), distribuye alimentos a las mujeres de bajos ingresos y sus niños en todo el país. También hay programas de estampillas para obtener alimentos (food stamps ). Si usted desea obtener información o quiere determinar si puede obtener estampillas, llame o visite su departamento estatal de salud. El personal de su biblioteca local le puede ayudar a localizar los nombres, las direcciones y teléfonos de estas agencias.

Ejercicio:
Los niños necesitan hacer ejercicio. Para aprender a controlar y coordinar los músculos mayores en los brazos y las piernas, su niño necesita tirar y coger pelotas, correr, saltar y bailar. Para aprender a controlar y coordinar los músculos más pequeños en las manos y los dedos, su niño necesita colorear con crayones, armar rompecabezas, utilizar tijeras infantiles-sin puntas filosas-cerrar la cremallera de su chaqueta, y poder agarrar objetos pequeños como moneditas.Si usted sospecha que su niño sufre de alguna discapacidad, visite a su doctor tan pronto como sea posible. La intervención temprana puede ayudar a que su niño se desarrolle bien y alcance su potencial físico y mental.


Cuidado médico:
Los niños necesitan exámenes médicos regulares, vacunas, y cuidado dental. Es muy importante que usted busque un doctor o una clínica donde su niño pueda recibir atención médica rutinaria o cuidado especial si se enferma o se lastima.

Las vacunas pueden prevenir un gran número de enfermedades, incluyendo sarampión, paperas, rubéola, difteria, tétano, tos ferina, HIB (Haemophilus influenzae tipo b), polio y tuberculosis. Estas enfermedades pueden dañar el desarrollo mental y físico de su niño. Hable con su doctor sobre los beneficios y los riesgos de las vacunas. Al cumplir los 3 años de edad a más tardar, su niño también debe comenzar a recibir exámenes dentales regulares.


Preparación social y emocional:
Los niños comienzan la escuela con diferentes grados de madurez social y emocional. Estas cualidades toman tiempo y requieren de práctica para aprenderlas bien. Deles oportunidades para desarrollar las siguientes cualidades positivas:

Confianza en sí mismos: Los niños deben sentirse bien consigo mismos y creer que pueden tener éxito. Los niños que demuestran seguridad en sí mismos están más dispuestos a intentar cosas nuevas-y seguir intentando si es que no logran éxito la primera vez.
Independencia: Los niños deben aprender a hacer las cosas por sí mismos.
Motivación: Los niños deben querer aprender.
Curiosidad: Los niños tienen una curiosidad natural la cual se debe cultivar para que puedan aprovechar al máximo las oportunidades para aprender lo que se les presenten.
Persistencia: Los niños deben aprender a acabar lo que han comenzado.
Cooperación: Los niños deben saber cómo llevarse bien con otros y aprender a compartir y tomar turnos.
Autocontrol: Los niños deben aprender que hay buenas y malas maneras de expresar enojo. Deben comprender que algunas formas de comportarse, como pegar y morder, no son aceptables.
Empatía: Los niños deben expresar un interés por otras personas y comprender cómo se siente.

    ¿COMO HACERLO?

 




Estas son algunas cosas que usted puede hacer para ayudarle a su niño a desarrollar éstas cualidades.

v  Demuéstrele al niño que usted lo quiere y que puede contar con usted. Los niños que se sienten queridos son más aptos a tener confianza en sí mismos. Su niño debe creer que, no importa qué suceda, alguien siempre estará a su lado. Dele a su bebé o pequeñito mucha atención, aliento, abrazos y tiempo para tomar una buena siesta todos los días.

v  Ponga un buen ejemplo. Los niños imitan lo que ven a otros hacer y lo que escuchan a otros decir. Cuando usted hace ejercicio o se alimenta bien, es más probable que su niño lo hará también. Cuando usted trata a otras personas con respeto, es probable que su niño lo hará también. Si usted comparte sus cosas con otras personas, su niño aprenderá a ser considerado y a tomar los sentimientos de otras personas en cuenta.

v  Ofrezca oportunidades para la repetición. Hay que practicar bastante para aprender a gatear, a pronunciar nuevas palabras, o a beber agua de una taza en vez de un biberón. Su niño no se aburre al repetir las cosas. De hecho, al repetir las cosas hasta que se las aprende, su niño refuerza la confianza que necesita para intentar cosas nuevas.

v  Utilice la disciplina de manera apropiada. Todos los niños deben tener límites. Los niños cuyos padres les dan una disciplina firme pero cariñosa generalmente desarrollan mejores destrezas sociales y se desarrollan mejor en la escuela que aquellos niños cuyos padres no les dan suficientes límites o por el contrario les imponen reglas demasiado rígidas. Aquí les damos algunas ideas.


v  Dirija las actividades de su niño, pero no sea mandón.

v  Ofrezca buenas razones cuando le pida a su niño que haga algo. Por ejemplo, puede decir, "Por favor levanta tu carrito de las escaleras para que nadie se tropiece con él" no, "levántalo porque yo te digo que lo hagas."

v  Escuche a su niño para descubrir cómo se siente y si necesita apoyo especial.

v  Demuéstrele amor y respeto cuando se sienta enojado con su niño. Critique el comportamiento, no al niño. Por ejemplo, puede decir, "Te quiero mucho, pero no está bien que rayes la pared con tus crayones. Me enojo mucho cuando haces eso."

v  Ayúdele a escoger bien cómo resolver los problemas. Puede preguntarle al niño de 4 años, ¿qué podemos hacer para que tu hermanito deje de tumbar tus bloques de madera?"

v  Mantenga una actitud positiva y alentadora. Felicite a su niño cuando haga algo bien. Las sonrisas y los elogios rinden mucho más para moldear un buen comportamiento que los castigos duros.

v  Permita que su niño haga cosas por sí mismo. Los niños pequeños deben ser vigilados cuidadosamente. Sin embargo, también tienen que aprender a ser independientes y a desarrollar la confianza en sí mismos al desempeñar tareas cotidianas como vestirse solos y guardar sus juguetes.

v   Es importante que usted permita que su niño aprenda a escoger qué decisiones va a tomar y no que usted decida todo por él.

v  Aliente a su niño a jugar con otros niños y a sentirse cómodo entre adultos que no son familiares. Los niños de edad preescolar necesitan oportunidades sociales para aprender a considerar otros puntos de vista. Los niños pequeños tenderán a llevarse mejor con sus maestros y compañeros de clase si han tenido experiencia tratando con otros adultos y niños.

v  Demuestre una actitud positiva hacia el aprendizaje y la escuela. Los niños llegan al mundo con una necesidad muy fuerte por descubrir y explorar. Si su niño va a mantener un nivel sano de curiosidad, usted debe fomentar su desarrollo. Al demostrar entusiasmo por lo que su niño hace ("¡Mira que bien dibujas!") usted le ayuda a sentirse orgulloso de sus logros.

v  Los niños también se emocionan por comenzar la escuela cuando sus padres expresan emoción al tomar este gran paso. A medida que su niño se prepare para entrar al kindergarten, háblele sobre la escuela. Hablen sobre las cosas emocionantes que va a hacer en el kindergarten, los proyectos de arte, los cantitos, los juegos. Demuestre entusiasmo al describir todas las cosas importantes que va a aprender de su maestra - cómo leer, cómo contar, y cómo medir y pesar las cosas.

Favor de notar: Algunos padres y doctores no creen que las vacunas son importantes. Otras personas no las favorecen debido a sus normas religiosas o tradiciones culturales.

TOMADO DE: http://www.educacioninicial.com/ei/contenidos/00/2350/2355.asp